En latín, la palabra vago significa "errante". El nervio vago es conocido como el nervio errante, ya que se constituye de varias ramas que divergen en dos tallos gruesos arraigados en el cerebelo y el tronco cerebral, que vagan hacia las vísceras más bajas del abdomen, tocando el corazón y la mayoría de los órganos más importantes en el camino.
Así lo define el médico neurólogo Felipe Villarreal, quien fue recientemente consultado por Saludpanama.com sobre las afecciones producidas por el nervio vago.
"El nervio vago está constantemente enviando información sensorial sobre el estado de los órganos al cerebro. De hecho, entre el 80 y el 90% de las fibras nerviosas del nervio vago se dedican a la comunicación del estado de las vísceras al cerebro. Además, inerva la laringe, faringe, tráquea, los bronquios, el corazón, estómago, páncreas, hígado y vísceras", explica.
De acuerdo con Villarreal, el daño al nervio vago puede afectar a los órganos antes mencionados y además puede estar implicado en el desarrollo de la depresión.
El Nervio Vago puede presentar daños debido a diversas causas: tumorales, medicamentosas, el consumo de tabaco, la diabetes y el trauma, entre otras. Y precisamente, dependiendo de la causa, el daño puede ser permanente o remisible.
Diagnóstico y manejo
Villarreal dice nuestro sistema nervioso autónomo está compuesto de dos sistemas opuestos que crean un tira y afloja en nuestra mente. El sistema nervioso simpático está orientado a hundir el pie en el acelerador ya que se nutre de adrenalina y cortisol y es parte de la respuesta de lucha o huida. El sistema nervioso parasimpático es el polo opuesto. El nervio vago es el eje central del funcionamiento del sistema nervioso parasimpático. Este está orientado a reducir la velocidad y utiliza neurotransmisores como la acetilcolina para aminorar la frecuencia cardíaca, la presión arterial y ayudar al corazón y órganos a ir más despacio
"Si se inflama el nervio vago, sus funciones lógicamente se verán afectadas. Es posible que se deba a lo que se denomina como Síndrome Vagal, que se caracteriza por náuseas, ardor en el estómago, mareos, dolor de cabeza, taquicardia, dolor y rigidez en el cuello, vómitos; o a Crisis Vagal, que implica directamente al corazón y se manifiesta con algunos síntomas incómodos, tales como sudoración excesiva, palidez, malestar general, náuseas e, incluso, desmayos", comenta el neurólogo.
Explica que la estimulación selectiva del nervio vago se emplea en algunos tratamientos médicos. Por ejemplo, es asiduamente utilizado en personas que sufren depresión y también se aplica en algunos casos para tratar la epilepsia.
El doctor precisa que cada trastorno, lógicamente, requiere un cuidado específico. Si la disfunción del nervio vago se debe a una crisis con desmayos, disminución de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial, es posible que el médico prescriba algún fármaco específico. En el caso de los problemas que afectan al nervio vago es muy útil la denominada maniobra de Valsaba, que toma su nombre del médico y anatomista que la ideó, y que se debe realizar solo por manos expertos para evitar causar más daño que bien. Es una maniobra de compensación forzada del oído medio que ayuda a estimular los nervios vagos de ambos lados, derecha e izquierda, de una manera bastante eficaz.
Hay que recordar que, si padece cualquiera de estos síntomas, y para contar con un diagnóstico certero y resolver todas las dudas, debe consultar siempre a su médico.
Según Villarreal, el manejo del nervio vago también incluye técnicas de respiración. "La persona debe acostarse en una superficie cómoda y si tiene ropa justa, aflojársela. Inspirar por la nariz profundamente, con la sensación de llevar el aire a la parte más baja del vientre (respiración abdominal). Esta inspiración debe durar unos 4 ó 5 segundos. Mantener el aire en los pulmones durante unos seis segundos y expulsarlo en una espiración que debe durar unos 4 ó 5 segundos, pero al ir expulsando el aire, debe poner los labios como si estuviera soplando una vela; es decir, ligeramente contraídos", indica.
Tanto la inspiración como la espiración deben ser lentas y profundas. El doctor comenta que se puede hacer el tiempo que el paciente desee, siendo el mínimo ideal unos 7 u 8 minutos diarios.
"En una situación estresante, por ejemplo, antes de un examen o entrevista laboral los resultados pueden ser sorprendentes", destaca.
La estimulación a largo plazo del nervio vago ayuda a regenerar algunos órganos, reduce la presión arterial, aumenta el espesor del cerebro, mejora la función inmunológica, armoniza el sistema nervioso, reduce la ansiedad, el estrés y la depresión, además de mejorar la frecuencia cardíaca.
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